Predicando la Palabra

"Como está escrito en el libro de las palabras del profeta Isaías, que dice: 'Voz del que clama en el desierto: Preparad el camino del Señor, enderezad sus sendas. Todo valle se rellenará y se bajará todo monte y callado; los caminos torcidos serán enderezados, y los caminos ásperos allanados, y verá toda carne la salvación de Dios.'".
Evangelio segun San Lucas 3:4-6

Cuéntase de esta esposa que está compartiendo con su esposo y le dice: "Mi amor puedes decirme una frase con AMOR." El esposo la mira extrañado y le dice: "Mujer me has venido A MORTIFICAR". Espero hayan entendido el cuento. Este relato me lleva a pensar en una frase muy nuestra que dice: "las palabras se las lleva el viento", aunque sabemos que no es verdad, a veces le restamos importancia a cada palabra que proferimos con nuestros labios. Las palabras tienen la capacidad de construir o destruir. Piense por un momento como se sintió aquella esposa con las palabras de su esposo.

El texto que nos sirve de reflexión hoy es uno donde podemos ver la Palabra como el ente fundamental y permanente del relato. Juan el Bautista, es llamado por la Palabra de Dios y ante ese llamado hay una respuesta. Eso deja en evidencia, que cuando hay un encuentro con la Palabra de Dios, la vida del ser humano es trastocada. La vida de Juan no fue la misma desde ese momento, a tal punto, que fue por Jerusalén predicando. Es decir, hablando, comunicando, diciendo palabras... Sin embargo, las palabras que estaba compartiendo Juan no eran cualquier cosa. Dice el texto bíblico que la predica producía en los receptores arrepentimiento y experimentaban el perdón de sus pecados. Todo desde el marco del bautismo o el pacto. En nuestros días, hace falta de hombres y mujeres capaces de poder empeñar su Palabra. Juan fue alcanzado por la Palabra de Dios y producto de ello fue proclamarla a otros. Estamos llamados a Predicar la Palabra de Dios. Ser instrumentos de Dios que preparemos el camino... Sólo el tiene el poder de enderazar las sendas y los caminos torcidos.

Cuando pensamos en las vidas nuestras no podemos concluir otra cosa que no sea que Dios utilizó distintos momentos y circunstancias para preparar el camino. En medio de ese tiempo de preparación y crecimiento en el Señor podemos afirmar que Él ha enderazado nuestra senda y el camino torcido por el cual ibamos transitando. Damos gracias a Dios por antes "estabamos descarriados como las ovejas, cada cual iba por su camino, más Dios cargo en Él el pecado de todos nosotros". (Is. 53:6). Permita Dios que su Palabra podamos continuar predicándola con total libertad. Amén.