La grandeza de la adoración

"Y al entrar en la casa, vieron al niño con su madre María, y postrándose, lo adoraron; y abriendo sus tesoros, le ofrecieron presentes: oro, incieso y mirra." - Mateo 2:11

Alguna vez nos hemos preguntado: ¿por qué voy los domingos a la iglesia? Hace un tiempo atrás, una persona de una de nuestras iglesias hermanas me pidió que hiciera esa pregunta cuando tuviera la oportunidad. Bueno, aquí está, la he lanzado a ustedes. El Señor está esperando nuestra respuesta. Aunque podríamos tener nuestras propias opiniones sobre el porque asistimos dominicalmente a la iglesia, existen algunos elementos, contenidos en el texto bíblico de hoy, que nos sirven de guía para contestar la pregunta realizada. 

La Iglesia Presbiteriana pertenece a una tradición reformada. Nuestra tradición afirma que Dios es el que mueve las voluntades humanas para que se alleguen a adorarle. Igualmente, hizo Dios con los magos de Oriente, les llamó de un lugar donde no había ningún tipo de relación con el Dios de Israel, les llamó sabiendo que ante el pueblo judío serían considerados gentiles, les llamó para que se acercaran al pesebre; en fin, Dios preparó todo para que estos pudieran allegarse, postrarse y adorarle. La grandeza de la adoración estriba en que Dios nos llama para que nos postremos ante Él y lo hace conociendo cual es nuestra naturaleza.

Luego, podemos resaltar que la experiencia de los magos llegar y estar en el pesebre, nace de la necesidad de que se cumpliera la Palabra de Dios. Es decir, en Miqueas 5:2, el profeta ya anticipaba donde habría de nacer el Mesías. Por consiguiente, la grandeza de la adoración está en que se fundamenta en las Sagradas Escrituras. Finalmente, la expresión de adoración ofrecida por los magos a Jesús en el pesebre al presentarle: oro, incieso y mirra, tienen un significado muy especial. (1) El oro, símbolo de la riqueza y de las posesiones. En medio de la adoración, nosotros afirmamos que todo lo que tenemos y disfrutamos le pertenece a Dios, nosotros somos solo mayordomos de esas bendiciones. (2) El incieso, era utilizado como parte de la ambientación de la adoración en el templo de Jerusalén para indicar que Dios estaba allí. La adoración contemporánea, nos ha llevado a prestar atención a otros elementos externos y no a la realidad por la cual nos reunimos para adorar, que es exaltar y gloricar el nombre de nuestro Señor y Salvador Jesucristo. (3) La mirra, se utilizaba para perfumar a los muertos. En la adoración, la iglesia proclama al Cristo que murió y resucitó para sacarnos a nosotros de la muerte y darnos la seguridad de la vida eterna. ¡Damos gracias a Dios por la grandeza de adorarle!