Todo queda al descubierto

Lectura bíblica: Lucas 19:1-10

Recordaba en estos días recientes, mientras estudiaba para el sermón, sobre los momentos en los cuales jugaba a las escondidas en mi vecindario; juego que todavía me gusta realizar en mi casa con mi esposa e hija. Les pregunto, ¿a quién no le gusta ver la cara de espanto de la persona que está buscando al que se esconde? Al menos a mí me causa mucha risa y ver la reacción, más aún. Interesantemente, ese mismo juego, el de escondernos, es imposible que lo podamos hacer con Dios. Ante Él quedamos al descubierto.

La historia que nos compete atender hoy es sobre Zaqueo. Esta historia es muy conocida e ilustrada. Sin embargo, en ella encontramos profundas verdades con las cuales nos podemos identificar, sin titubeos. Zaqueo era el jefe de los recaudadores de impuestos (publicanos), por lo cual, se había hecho muy rico. Lo interesante del relato es que el autor resalta que Zaqueo era rico, nos parece que con esto intenta enfatizar en las acciones deshonestas que han dirigido a Zaqueo a tener más dinero que los demás. La conducta de tomar demás entre los publicanos era común, o más bien, algo establecido. Esto quiere decir, que quien hace el intento de ver a Jesús, y que obviamente, Jesús le vea, es una persona corrupta. Teniendo en cuenta esa realidad, Jesús, de entre la multitud, reconoce al pequeñín de estatura, pero sagaz en otras áreas de la vida llamándole por su nombre "Zaqueo". 

Este relato es un reflejo de lo que es nuestra realidad delante del Señor, cuando él nos llama por nuestro nombre, no hay manera que nos podamos resistir a su llamado. Precisamente eso ocurrió con Zaqueo. Pero la experiencia con Jesús no queda ahí, sino que Zaqueo baja del arbusto gozosamente y lleva a Jesús a su casa. Allí en la casa es donde: "Todo queda al descubierto". Zaqueo reconoce el mal que ha hecho a otros y lo confesa a Jesús y le sugiere como arreglar el mal que ha hecho de tomar lo que no es suyo, "cudruplicando la cantidad al que le hizo mal" y entregando la mitad de sus riquezas a los pobres. Palabras mayores son las que Zaqueo ha compartido con Jesús, mientras este permanece en silencio y los que estaban viendo la escena, "murmurando". Todo queda al descubierto cuando Jesús sale a nuestro encuentro: (1) la maldad humana o el pecado queda en evidencia, (2) el Señor mueve la voluntad humana a corresponderle con sinceridad y confesarle nuestras faltas, y (3) hay gozo en el corazón alcanzado por la gracia de Dios. Cuando afirmamos que nuestras vidas han quedado al descubierto del maestro, lo que nos resta es darle gracias por su amor y su misericordia. Amén.