Confesando nuestra fe histórica

Esa seguridad infalible no pertenece del todo a la esencia de la fe. Por esta razón es posible que un creyente verdadero tenga que esperar mucho y luchar con muchas dificultades antes que pueda disfrutar de ella. Sin embargo, habiendo sido capacitado por el Espíritu para reconocer los dones que le han sido dados gratuitamente por Dios, le permite obtener la seguridad sin una revelación extraordinaria en el uso correcto de los medios ordinarios. En consecuencia, cada quien debe poner todo su empeño en asegurar su llamamiento y su elección. Así su corazón podrá ensancharse de paz y gozo en el Espíritu Santo, en amor y gratitud a Dios, en la fortaleza y el regocijo de los deberes de la obediencia, y los frutos propios que resultan de esta seguridad. Dicha seguridad está lejos de inducir a los creyentes a la negligencia.
Confesión de fe de Westminster 6.099