viernes, 7 de febrero de 2014

¿Discurso o Enseñanza?

Texto: Mateo 5:1-12

Hace muchos años había un hombre llamado Blondín que podía caminar la cuerda floja sobre las cataratas del Niágara. Multitudes se reunían para verlo, mientras su administrador pasaba el sombrero para recaudar dinero. Al paso del tiempo la hazaña se hizo familiar, así que Blondín la adornó con suertes su espectáculo caminar hacia atrás, sentarse, etc. Un día preguntó a la multitud si pensaban que debía llevar a alguien sobre su espalda sentado en una silla. La multitud clamó: ¡Blondin! ¡Blondin! ¡Blondin! Así que él pidió un voluntario; pero no recibió respuesta. Finalmente, una niña de la audiencia se atrevió. Antes de pasar la cuerda floja Blondín le pregunta a la niña: "¿Por qué diste este gran paso?" La niña le respondió: "Porque confío en que usted me llevará al otro lado bien y, si es necesario regresar, me traerá con bien también. Usted ha hecho esto muchas veces."

Hablar de las Bienaventuranzas o del Sermón del Monte sigue siendo una de esas porciones de la escritura que nos apasiona y de las cuales podemos sacar múltiples enseñanzas. Sin embargo, podemos afirmar, categóricamente, que en ese Sermón no estaba contenido un primer discurso de Jesús u otro discurso más de un maestro de su época, sino que allí estaba el contenido de varias enseñanzas. Para ello, escogió a sus recién seleccionados discípulos como su audiencia. Hoy solo miraremos el comienzo de este Sermón que culmina en Mt. 7:29. El pasaje inicia aludiendo que Jesús vió a la multitud, pero prefirió capacitar (nutrir) a sus discípulos. Aquellos que sin conocerle ni saber a lo que se expondrían accedieron al "Sígueme" del Maestro. Es en ellos en quienes tiene un interés especial en que comprendan su misión y propósito, para que luego pudieran continuar compartiendo su mensaje a otros. Por eso, abre su boca y comienza a ENSEÑAR diciendo: "Bienaventurados", es decir, "dichosos" o, para entenderlo mejor, "privilegiados". 

Como en muchos aspectos de la vida hay ocasiones, en las que a corto plazo se disfrutan unos beneficios y para otros hay que esperar mayor tiempo. Para ambas posibilidades, en el contexto de la fe hay que aprender a confiar y descansar. Este sermón nos invita a la confianza en el Señor que conoce cada una de las necesidades de nosotros sus hijos e hijas. Por eso, al igual que Blondín invitó a un valiente de la audiencia; el Señor lo hace contigo y conmigo. Estamos dispuesto a confiar en sus enseñanzas, a confiar en él. Si estamos dispuestos, somos "Bienaventurados", eso no es un discurso, es una enseñanza. Amén.