La promesa de Dios en la cruz

Texto bíblico: Hebreos 12:1-2

     De forma generalizada, entiendo que la mayoría de los seres humanos nos hemos movido en círculos o relaciones donde hemos tenido que asumir conductas de un fanático. Por ejemplo, somos fanáticos de la música, de los deportes, de la política, etc. ¿Por qué traigo el tema del fanatismo? Porque en la porción bíblica que estudiaremos, hay una exhortación a que continuemos la carrera. ¿Y qué tiene que ver una carrera con la cruz? Veamos...
     Insinuar la cruz en el contexto neotestamentario, no era un asunto que implicaba mucha alegría y gozo. Sin embargo, es la imagen que Pablo utiliza aquí, para que los hebreos entiendan la grandeza de la promesa de Dios hallada en la cruz y por qué esa verdad debía ser nuestrro agente motivador para continuar en la carrera de la fe. Todos los estudiosos bíblicos concluyen que la cruz era llevada por un criminal y que, cuando esa persona la llevaba, estaba a expensas de la denigración propia. La crucifixión era un proceso. La persona era azotada gravemente, cargaba un madero (patibulum) hasta el lugar de ejecución, lo desnudaban antes de clavarlo al madero y finalmente era crucificado. Estando en la cruz, desnudo y agonizando, se utilizaban otros medios para acelerar su muerte; como el traspasarle con una lanza, quebrarle las piernas oi asfixiar con humo al crucificado. Todas estas realidades eran del conocimiento de los lectores de aquella sociedad y época.
     Pero, dónde reside la promesa de Dios en todo ese sufrimiento que pasó Jesús, el Hijo de Dios. Precisamente en que esa era la carrera que el decidió correr por nosotros y su meta final era la cruz. ¿Para qué todo esto? Para que hoy podamos afirmar que Él es el autor y el consumador de nuestra fe. Es decir, que Jesús como el autor de nuestra fe, es aquel que ejerce toda autoridad salvífica y redentora sobre cada uno de nosotros. Y como consumador de la fe, es Dios mismo el que perfecciona nuestro caminar y proceder hacia Él. Entonces, la promesa de Dios en la cruz está en que en ella Dios obró por nuestra salvación y redención espiritual, pero al mismo tiempo experimentamos en la cruz, la exhortación vehemente de que tenemos la encomienda de responder a la cruz. Que el Señor nos ayude a tener nuestra mirada siempre puesta en Él. Amén.