Enfrentando el camino

"Cuando ya se acercaba a la bajada del monte de los Olivos, toda la multitud de los discípulos, gozándose, comenzó a alabar a Dios a grandes voces por todas las maravillas que habían visto. Decían: ¡Bendito el Rey que viene en el nombre del Señor! ¡Paz en el cielo y gloria en las alturas!" - Lucas 19:37-38

El poeta Antonio Machado compuso uno de sus más conocidos poema titulado: "Camimante no hay camino". De hecho, en esas letras se resalta que el camino se hace al andar, o sea, al caminar. Un hermano de una iglesia hermana compartiendo conmigo me decía: "Pastor, no es lo mismo caminar, que caminar con propósito". Como ejemplo de esta frase, podemos decir, que una persona que va de "window shopping", camina por las tiendas sin un propósito; distinto al que se levanta de madruga y realiza una caminata para ejercitar el cuerpo. Ciertamente, el camino se hace al andar... Jesús va camino a Jerusalén y cada paso que da tiene el propósito de acercarse al Calvario.

Afrontar el camino diario, es algo a lo que nos hemos tenido que acostumbrar. A veces, lo hemos vuelto parte de la rutina y pasamos por alto, los detalles que el caminar diario tiene en sí mismo. Una vez más, nos acercamos a la celebración de la Semana Santa y la rutina de lo esperado nos hace pasar por desapercibido elementos del texto bíblico que tienen una riqueza enorme para nuestro crecimiento en la fe. Veamos el caso de la porción bíblica de hoy. (1) Jesús mientrás está subiendo a Jerusalén identifica a dos de sus discípulos para que enfrenten el camino. Los envía a una aldea cercana para que busquen un pollino que encontrarían atado y se lo trayesen. Interesentantemente, Jesús envía a dos discípulos a que vayan al hogar de otra persona a tomar algo, que no les pertenece. Tomar algo de otra persona que no te pertenece, es robo. Sin embargo, por qué en el caso de este pasaje, interpretarlo como un robo NO aplica.Varias posibilidades, la primera de ellas, que Jesús se hubiese comunicado con la persona a la que le tomarían el pollino (razón más débil). La otra es, que el hogar visitado haya sido de un seguidor de Jesús. Esta última es más probable, ya que la manera que el acercamiento de los discípulos nos lleva a concluir que había cierta familiaridad: "Porque el Señor lo necesita". A lo cual la persona accedió sin reparos. (2) Luego, Jesús comienza su bajada del Monte de los Olivos. Allí le esperaban para recibirle sus discípulos, quienes alababan a Dios por todas las maravillas que habían visto. Estos mismos discípulos estaban incapacitados de poder entender las palabras pronunciadas por Jesús en cada una de las manifestaciones de sus milagros (Lc.19:42). Por tal razón, el jubiloso recibimiento era solamente un destello profético de quien realmente era Jesús, aunque no supieran lo que sus palabras significaban. (3) Un fariseo le sale al paso a Jesús para que reprenda a los que le alaban y le celebran. Jesús le replica diciendo: "Os digo que si estos callaran las piedras clamarían." Esto me lleva a recordar la experiencia de nuestros primeros padres, Jacob (Gn. 31) cuando en varias instancias levantaba piedras en el camino como señal del cuidado de Dios para con ellos. 

Amados hermanos, el camino que tenemos que enfrentar diariamente es inevitable e ineludible, hay que afrontarlo. El Señor nos invita hoy, a caminar sabiendo que Él nos acompaña y cuida, que nada en el camino nos puede hacer daño y que siempre nuestros labios expresen gratitud al que nos guarda y salva. A Él sea la gloria. Amén.