"Seis días antes de la Pascua fue
Jesús a Betania, donde estaba Lázaro, el que había estado muerto y a
quien había resucitado de los muertos." - Evangelio según Juan 12:1
Una
de las modas en nuestros días, es que al momento de pintarse las uñas
el color que se ponen en el dedo anular es diferente al resto.
Desconozco las razones. Ese dedo, generalmente, es el que se utiliza
para portar el aro de bodas. Símbolo no solo de pacto y de amor, sino de
afirmar la unidad en las buenas y en las malas, en la salud y en la
enfermedad, en la alegría y en la tristeza. Es decir, hay un común
acuerdo entre el esposo y la esposa de que se acompañarán y juntos
enfrentarán el sufrimiento.
El
texto que leímos hace un momento nos lleva a mirar cada uno de sus
detalles con detenimiento. En primer lugar, se trae a la atención la
proximidad de la celebración de la Pascua (Éxodo 12). Aunque esta
celebración tenía un gran ambiente festivo y liberador en el pueblo de
Israel, lo cierto es que, el misma les recordaba momentos de mucho
sufrimiento, como la liberación de la esclavitud en Egipto (Éxodo 3-5) y
la salvación de las plagas (Éxodo 7-10). Luego, tenemos otro tema que
trae sufrimiento a Marta y María, la muerte de Lázaro (Juan 11). La
experiencia de la muerte de uno de los nuestros es algo que nos
estremece, nos duele, nos arranca un pedazo, nos deja con un vacío...
Pero Jesús le resucita y lo grandioso aquí es que están sentados a la
mesa. Esa misma mesa nos recuerda a nosotros lo que eventualmente
pasaría con nuestro Señor. Tendría un caminar de júbilo al entrar a
Jerusalén, luego sería perseguido sin éxito, cenaría con sus discípulos
(cercano estaría el que le entregaría) y finalmente sería crucificado,
muerto, sepultado y al tercer día resucitaría de la muerte. El tercer
elemento de sufrimiento aquí expresado es lo que realiza María a Jesús
con el perfume. Algunos eruditos piensan que María está perfumando,
proféticamente, los pies de Jesús porque serían los mismos que
continuarían su trayectoria a su muerte en el Calvario. Además, sería la
proyección de una de las últimas enseñanzas de Jesús a sus discípulos,
el momento de lavarle los pies. Señal de servicio a otros, de entrega,
de compromiso, aun cuando se aproximaba, Jesús, a enfrentar la muerte.
Finalmente,
la escena nos presenta a María y a Judas Iscariote. Como habíamos
resaltado, previamente, María representa la afirmación profética de lo
que sucedería con Jesús y su punto culminante en la cruz del Calvario.
Mientras que Judas, intenta tergiversar lo que está sucediendo con el
perfume de nardo que María utiliza para perfumarle. No solamente,
queriendo robar el gozo del momento especial que se estaba
experimentando en aquel lugar, sino las implicaciones de ese evento. De
hecho, este mismo Judas es el sentado a la mesa por segunda vez, es deja
en evidencia por Jesús, de que sería el que le abría de entregar. Esto
nos lleva a pensar que para enfrentar el sufrimiento tenemos que estar
listos. Jesús estaba preparado para enfrentar el Calvario. Nosotros
estamos listos, amparados por él, para enfrentar el día a día. Dios nos
ayude a descansar en Él. Amén.