Confesando nuestra fe histórica

"La predicación del evangelio es también llamada por el apóstol "el espíritu" y "el ministerio del espíritu", porque por medio de la fe se hace efectiva y cobra vida en los oídos de los creyentes; y todavía más, en sus corazones, a través de la iluminación del Espíritu Santo (2 Cor. 3:6). Pues la letra que se opone al Espíritu y a la fe, produce ira y provoca el pecado en las mentes de quienes carecen de una fe viviente. Es por esto que el apóstol la llama el ministerio de la muerte (2 Cor. 3:7). En este sentido es pertinente lo dicho por el apóstol: "La letra mata, pero el Espíritu vivifica". Los falsos apóstoles predicaron un evangelio corrompido al combinarlo con la ley, como si Cristo no pudiera salvar sin la ley."
Segunda Confesión Helvética 5.090