Oidores, ¿de qué?

Lectura bíblica: Santiago 1:22-25

Alguna vez hemos escuchado la frase: "lo que entra por un oído y sale por el otro." Cuando escuchabamos esta frase, particularmente, de nuestros padres, se deseaba resaltar que no se estaba prestando atención a lo que se estaba comunicando. Otras cosas alrededor parece que distraen más. Eso nos ha pasado a todos en alguna ocasión. De hecho, la era de la informática y la tecnología nos ha llevado a escucharnos menos y a depender más de lo que nos pueda informar y recordar un aparato electrónico. Aunque la tecnología como la conocemos hoy, no era parte del contexto social de la carta de Santiago, lo cierto es que ellos tenían otros aspectos de la vida que le eran causa de distracción y de desenfoque en la vivencia de la fe. Ante esa realidad el escritor de esta epístola hace un intento, que es pertinente entre nosotros hoy, para llamar la atención sobre las enseñanzas recibidas del evangelio.

De manera especial, el domingo pasado la Iglesia Evangélica celebró el día de la Biblia. Gracias a singular ocasión, nos unimos a las actividades enviadas por la Sociedad Bíblica de Puerto Rico para este día. Entiendo que el pasaje bíblico seleccionado para la ocasión tiene relevancia para nosotros hoy, reflexionamos. (1) Santiago comienza diciendo que seamos hacedores de la Palabra, no solamente oidores. El apóstol Pablo enseñó: "la fe viene por el oír, y el oír por la Palabra de Dios" (Rom. 10:17). Este aspecto de la formación religiosa/cristiana en la iglesia primitiva fue fundamental para los primeros creyentes. Sin embargo, para Santiago la ortodoxia (aprender) y la ortopraxia (hacer) estaban unidas. Es por ello, que la exhortación es a poner cada una de las enseñanzas del Evangelio recibidas en la práctica diaria. (2) Luego utiliza la imagen del espejo, para traer a la atención del lector que el hacer tiene que tener un propósito claro y definido, la gratitud. Si antes la mirada al espejo llevaba a la afirmación del ser humano como uno imperfecto y pecador; ahora debía llevar al ser humano a concluir que es un pecador perdonado. Es decir, el hacer para Santiago no era  la motivación primaria para alcanzar la salvación, sino que era el producto de todo creyente motivado por la gratitud al Dios que le perdonó. (3) Por eso, culmina esta porción diciendo: "Bienaventurado en lo que hace" En otras palabras, gócese aquel que no solamente es un oidor, sino que ha puesto en práctica lo que conoce.

Amada Iglesia, ¿qué estamos oyendo? ¿a quién estamos respondiendo? El Señor nos permita a todos, actuar diariamente conforme a la Palabra que hemos escuchado y a seguirla como estilo de vida. Que así sea. Amén.