Confesando nuestra fe histórica

EL CUIDADO DE LOS MUERTOS. Por otra parte, no aprobamos de quienes atienden a los muertos excesiva y abundantemente y que, como los paganos, lloran a sus muertos (aunque no reprochamos el duelo moderado que permite el apóstol en 1ra de Tes. 4:13, juzgando que es inhumano no apesadumbrarse del todo); y que hacen sacrificios por los muertos y rezan ciertas oraciones por dinero, a fin de liberar con esas ceremonias, a sus seres amados de los tormentos en que están sumergidos por la muerte, y después piensan que son capaces de librarlos con tales oraciones mágicas.
La Segunda Confesión Helvética 5.236