martes, 6 de mayo de 2014

Una paz que transforma y cambia

Texto bíblico: Juan 20:19-23

El pasaje bíblico de hoy, es uno donde Jesús aparece a sus discípulos entrada la tarde/noche el primer día de la semana, el mismo día en que las mujeres y los dos discípulos visitaron el sepulcro vacío. Interesante que esta visita haya ocurrido en medio de la nueva realidad que les tocaba vivir como discípulos: (1) No tener un líder o maestro, (2) Enfrentar las autoridades judías, romanas y la propia gente de su sociedad, y (3) Lanzarse a cumplir con la encomienda dada por Jesús de predicar el evangelio. Ellos, los mismos que habían regresado del sepulcro vacío, están con las PUERTAS CERRADAS.

Es por eso, que ante esa reacción, Jesús se les aparece, venciendo cualquier obstáculo y les saluda diciendo: "Paz a vosotros" o "Shalom". En otras palabras, Jesús les está invitando con el "Shalom" a reflexionar sobre la vida plena, de bienestar y de totalidad que él vino a ofrecer (Juan 10:10b). Es decir, esta manera de Jesús acercarse a ellos tiene como propósito que los discípulos, verdaderamente, reaccionen y comiencen a responder al llamado que han recibido de él. La paz que Dios nos ofrece, nos transforma y cambia, es una paz distinta a la que el mundo ofrece. Por eso, los discípulos se alegraron y se llenaron de gozo al verlo, y ver sus marcas en las manos y el costado. Pero, ¿entendieron lo que Jesús hizo para que tuvieran paz?

Estoy consciente que hablar de paz en medio de los momentos de dificultad y crisis no es fácil. Aún así, el mensaje de paz vino acompañado de la vida plena que Dios desea que vivamos en él. Al soplar su Espíritu en aquellos discípulos, les quiere decir que la vida que han recibido en él hay que vivirla, hay que compartirla y hay que practicarla. Es ahí donde reside que la verdadera transformación y cambio, en la paz del Señor. Pidámosle, que nos ayude a afirmarnos en esa paz y que junto a esa afirmación, podamos vivir entregados en todo a él. No más puertas cerradas, sino que con las puertas abiertas y sin miedo, podamos compartir con otros la paz de Dios que hoy disfrutamos, que nos ha cambiado y nos ha transformado. Que así sea.