Una visita inevitable

Texto bíblico: Lucas 24:13-35

Hay momentos que tenemos que experimentar vivencias que desearíamos no tener que pasar por ellas. Por ejemplo, la pérdida de un ser querido nos marca para siempre, entre otras. Durante esta semana, recordaba la pérdida de mi abuela materna hace 5 años y, aunque el tiempo ha pasado, pensaba en las múltiples ocasiones en las que disfruté de su compañía y ella disfrutaba de cada uno de mis logros. Un sinsabor, parecido a éste, habían tenido que experimentar aquellos dos caminantes a Emaús.

La exégesis bíblica nos invita a que miremos este pasaje por escena: (1) su trayectoria solitaria hacia la aldea a la que iban; (2) su caminar y diálogo con el Jesús no reconocido por ellos; y (3) el reconocimiento de Jesús al partir el pan y su respuesta a tal evento. Meditemos... Ambos caminantes iban a su lugar de procedencia con el sinsabor de haber seguido a un hombre, Jesús, que no cumplió con las expectativas de los judíos. Esa temática fue la que abundaron con Jesús en el camino a Emaús y, de hecho, aludieron que cómo era posible que él, el forastero, no supiera lo que había acontecido con Jesús durante la celebración de la Pascua. Ante la incógnita, Jesús repasa con ellos lo enseñado acerca de él en las Escrituras. Es por eso, que aprovechando su llegada a la aldea, invitan a Jesús a quedarse. Jesús no espera ser servido y tomó el pan y lo partió, al instante los ojos de aquellos caminantes fueron abiertos. La visita de Jesús a aquellos hombres era inevitable. 

Dicen los exégetas que aquel partimiento del pan puede interpretarse de diversas maneras. Posiblemente, los caminantes habían escuchado de labios de los discípulos sobre la última cena que tuvieron con Jesús; otra interpretación sería que al momento de tomar el pan y partirlo, las marcas de las manos se notaran y le reconocieran. Lo que sí queda claro es que sus ojos fueron abiertos, y a tal punto, que respondieron a la experiencia con el resucitado. Aunque para nosotros sea difícil de entender, Él está entre nosotros, y eso es inevitable.