¿Oración excluyente?

Texto bíblico: Juan 17:1-11

Cuéntase la historia de dis banqueros que se encontraban completando la faena del día. Mientras están recogiendo sus cosas para irse para sus casas, se percatan que un barco se encontraba a la deriva en la profunidad del océano y que comenzaba a hundirse. El primer barquero le dice al otro: "Estoy cansado del trabajo del día. Lo seguiré para mi casa." El otro le dice: "Pues, yo me lanzaré a ayudarles." Camino al encuentro con la otra embarcación el barquero iba gritando: "¡Si tuviera un barco más grande para poder ayudarlos más!" Al encontrarse con el otro barco, comienza a rescatar personas, montarlas en su barco y llevarlas a la orilla a salvo. En su afán de salvar a las personas que estaban en peligro dio varios viajes. Luego de tanto esfuerzo, sólo pudo rescatar a unas 200 personas de las 900 que habían en aquella embarcación. Aquel barquero, ante la indignación de la situación se decía: "¡Si tan sólo hubiese tenido un barco más grande!"

El pasaje bíblico de hoy es uno donde Jesús se adelanta a lo que acontecerá con su vida, es decir, su muerte en la cruz. Pero su preocupación para con sus discípulos iba más allá, Jesús tenía la necesidad de rogar al Padre por aquellos que le habían sido dados. Es decir, la muerte y resurrección de Jesús fue evidente para todo el pueblo que fue testigo de esos hechos; sin embargo, eso no garantizaba la relación por la eternidad con el Padre. Esa verdad estaba y está reservada para aquellos escogidos por Dios (vv. 9-10), a quienes el Espíritu Santo ha querido revelarles la verdad. Ahora bien, ¿quiénes son los escogidos? ¿quiénes son aquellos que Dios le dio a Jesús? Ni usted, ni yo sabemos. Lo que sí podemos hacer es que, como el barquero, nos lancemos a rescatar vidas para Cristo y a compartir con otros la salvación que hallamos en Él. Así seremos testigos de los que fueron incluidos en esta oración. Amén.