No hay peor gestión que la que no se hace

Este es el resumen del sermón ofrecido por nuestro pastor, el Rvdo. Adolfo Santana Cordero, el domingo, 10 de mayo de 2015 (Día de las Madres).

Texto bíblico: Proverbios 31:10, 30-31

Un gobernante se encontraba dando un discurso virtuoso en una escuela de la ciudad. Al cabo de terminar el discurso, se abre el espacio para preguntas y respuestas. Pedrito levanta su mano y le pregunta: "Señor gobernador, gracias por sus palabras. Sin embargo, quiero hacerle tres preguntas. (1) ¿Por qué su gobierno es tan corrupto y está plagado de mentiras? (2) ¿Por qué la criminalidad y la violencia en nuestra ciudad ha aumentado desde su llegada? (3) ¿Por qué carecemos de maestros y nuestra educación es tan deficiente?" Finalizado el turno de preguntas de Pedrito sonó el timbre de la escuela, indicando que había llegado el tiempo del receso. Todos los que estaban allí salieron a merendar algo y al completarse el tiempo regresaron. Entonces, el maestro de ceremonias indica: "¿Alguien tiene más preguntas?" Se levanta Pepito como un resorte, levanta la mano y pregunta: "Señor gobernador, me gustaría que conteste las primeras tres preguntas que hizo Pedrito y, además, me conteste otras dos. (1) ¿Dónde está Pedrito? y (2) ¿Por qué el timbre del receso sonón 30 minutos antes?" Este relato no está muy lejos de la realidad que vivimos como sociedad, y de manera singular en medio de la celebración del Día de las Madres, donde queremos resaltar algunos elementos esenciales de la figura de las madres en la Iglesia y en la sociedad.

Hablar de la mujer virtuosa hoy no es algo que nos parezca extraño. Aún así, quisiera que comprendamos la magnitud de tal afirmación. La palabra virtud, desde el diálogo teologal, implica tres dimensiones: la fe, la esperanza y la caridad o amor. Creo que la gestión de las madres en nuestros días, debe estar ligada a estas tres palabras y todas a la luz de Cristo. La fe en Cristo (Jn. 3:16) nos lleva a mirar con esperanza cada una de las experiencias de la vida (Jn. 14:1ss) y a responder en caridad o el amor (Jn. 13:31-35), siendo esta última la mayor de todas las virtudes. Hoy, cada una de las madres entre nosotros, debe comprender que necesitamos más de su gestión en aras de tener una mejor sociedad e Iglesia. Para que esa gestión sea vista por los que nos rodean diariamente con agrado y que las manos que se levanten sean para afirmar virtudes de una hija de Dios en Cristo y no los reproches de la gestión no realizada. ¿Por qué? Porque no hay peor gestión que la que no se hace. Así les ayude Dios. Amén.