Recordaba un juego de mi niñez llamado: “Un,
dos, tres pescaíto es”, aunque para algunos de ustedes es conocido como “Un,
dos, tres pescao”, lo cierto es que el juego es el mismo. Lo interesante de
este juego es que la persona que cantaba la frase, luego tenía que provocar de
diferentes maneras que los participantes que estaban paralizados se movieran.
El texto bíblico, Juan 5:1-9, nos lleva a mirar la situación del enfermo por 38
años que está en el estanque de Betesda, similar a este juego. Jesús se le
acerca y le sana de la enfermedad que le paralizó por mucho tiempo, cuando le
dijo: “¡Levántate, toma tu lecho y anda!” Una palabra sumamente poderosa hizo
que aquel hombre olvidara el poder curativo del agua del estanque y, al
escuchar las palabras del Hijo de Dios, se levantara y retomara razones para
vivir. ¡Bendito, sea el Señor! En Él hay esperanza.