El pasado domingo, comenzamos la celebración de la semana de nuestro Aniversario 62. El Pastor Santana en dicha
oportunidad nos retó con un sermón titulado: “Difícil, pero no imposible” basado en Marcos 10:17-31, donde de
diversas maneras nos llevó a reflexionar en los imposibles que se cruzan en
nuestro caminar diario, frente a la realidad del Dios que camina diariamente
con nosotros. Es por eso, que compartimos la siguiente ilustración que fue
parte del sermón:
“Tres hombres se unieron
cuando se dirigían a un reino muy lejano, los motivos por los que querían ir
allá eran muy diferentes, pero de la misma intensidad todos añoraban cruzar la
puerta de aquel majestuoso reino. Después de mucho andar palparon de cerca su
anhelo ya casi hecho realidad; se encontraban frente a la puerta que les
permitiría entrar, solo que frente a ella se encontraba un viejo guerrero que
la custodiaba, notaron que la puerta era extremadamente alta, ancha y gruesa,
prácticamente inamovible.
Mirándose a la cara comentaron es ilógico que
intentemos entrar por la fuerza, ese hombre que custodia parece ser un guerrero
muy experimentado, y aunque los tres lucháramos contra él, lograría vencernos.
Además si lográramos vencerlo como haríamos para abrir esa gran puerta. Después
de pensarlo decidieron acercarse y conversar de manera pacífica con el guardián
y preguntarle acerca de la forma en que ellos podrían entrar, el hombre les
dijo que les permitiría a cada uno hacer un intento individual de atravesar la
puerta, y los ayudaría a cada uno en cuanto le fuera posible.
Así el primero de ellos pensó que podría pasar
por encima de los treinta pies de longitud de la puerta, y buscó unas ramas que
le sirvieran de escalera; el guardián lo ayudó a conseguirlas y colocarlas
frente a la puerta, el hombre emprendió el ascenso pero a mitad del camino las
ramas se rompieron haciendo que fallara en su intento.
Era el turno del segundo este pensó que podía
derribarla, así que se hizo de un gran tronco fuerte y pesado que le permitiría
causar un gran impacto en la puerta, pero ni aun con la ayuda del guardián pudo
mover la puerta de su lugar.
El tercer hombre no tenía ningún plan, y mirando
al guardián le dijo: Estoy convencido que la única forma de abrir la puerta es
teniendo la llave que la abre, y estoy seguro que tu puedes ayudarme a
encontrarla.
El guardián calló por un momento y recordó su
promesa de ayudarlos en lo que le fuera posible. Después de sonreírse le dijo:
Precisamente la tengo aquí debajo de mi armadura, y luego de sacarla se la
entregó y aquel hombre pudo entrar.”
Así como esa pequeña llave puedo abrir esa gran
puerta que impedía que los sueños de aquellos hombres se cumplieran. Solo una
pequeña porción de fe en Jesús puede hacer que lo imposible se haga posible,
solo tenemos que confiar y descansar en Él.
(https://www.centraldesermones.com/ilustraciones-para-sermon/1472-la-llave-de-lo-imposible)