lunes, 19 de septiembre de 2016

Las bienaventuranzas

Uno de los relatos más estudiados de la Escritura ha sido el sermón de la montaña o las bienaventuranzas (Mateo 5:1-12). El mismo nos sirve de preámbulo no solo al mensaje del evangelio sino al mensaje del reino nuevo que vino a promover el Mesías esperado, Jesús, el Hijo de Dios. Aunque aquí Jesús está iniciando su ministerio, podemos ver que es uno que a comenzado a impactar la comunidad, cautivando multitud de gente. Ante esa realidad, Jesús se aparta y habla con sus discípulos les enseña que el ministerio con Él es uno arriesgado, incómodo y retante, pero cada acción realizada debe ser vista de la vida abundante y feliz que el Señor desea que vivamos. Es por eso, que comparto la siguiente historia:

Había una vez un perrito que notaba que cuando estaba contento movía su rabo, así que creyó que había encontrado el secreto de la felicidad. Un día él compartió su secreto de la felicidad con un perro mayor que él. Él dijo: "He aprendido que lo mejor para un perro es la felicidad, y esa felicidad está en mi rabo. Así que voy a perseguir a mi rabo y cuando lo coja, tendré felicidad". El perro mayor le dijo: "Al igual que tú, creo que la felicidad es algo estupendo para un perro, y que la felicidad está en mi rabo. Pero he notado que cuando lo persigo, mi rabo sigue huyendo de mí, pero cuando no me preocupo de él, me sigue doquiera voy". 

¡Bendito sea el Señor! Nuestra felicidad está en Él y en cada una de las bienaventuranzas expresadas en este confrontador sermón. Que Dios nos ayude a cada día buscar corresponderle en gratitud. Amén.