¿Tenemos que definirnos?

Texto bíblico: Mateo 5:13-20
 
La semana pasada, meditábamos sobre la continuación del sermón del monte (Mt. 5:13-20). Esta porción, nos movió al mensaje de continuidad hacia su ministerio que Jesús deseaba que sus seguidores le dieran. Aquí es donde encontramos las enseñanzas: (1) somos sal de la tierra, (2) somos luz del mundo; y (3) Jesús no vino para abrogar la ley, sino para hacerla cumplir. Cada una ellas, entiendo que son aspectos que nos ayudan a definir a lo que hemos sido llamados como creyentes. Veamos la siguiente ilustración:

“Había una vez, hace cientos de años, en una ciudad de Oriente, un hombre que una noche caminaba por las oscuras calles llevando una lámpara de aceite encendida. La ciudad era muy oscura en las noches sin luna como aquella. En determinado momento, se encuentra con un amigo. El amigo lo mira y de pronto lo reconoce. Se da cuenta de que es Guno, el ciego del pueblo. Entonces, le dice: -¿Qué haces Guno, tú ciego, con una lámpara en la mano? Si tú no ves. Entonces, el ciego le responde: – Yo no llevo la lámpara para ver mi camino. Yo conozco la oscuridad de las calles de memoria. Llevo la luz para que otros encuentren su camino cuando me vean a mí… No sólo es importante la luz que me sirve a mí, sino también la que yo uso para que otros puedan también servirse de ella.”

Todos nosotros como creyentes, hemos sido llamados a poner en acción nuestras responsabilidades. Al amparo de el texto de hoy, tenemos que ser luz en medio de las tinieblas, sal de la tierra y seguir los mandamientos de Aquel que ha cumplido la ley en todo. Que así nos ayude. Amén.