martes, 26 de febrero de 2013

Enfrentando los miedos

"Él les dijo: Id y decid a aquella zorra: "Echo fuera demonios y hago curaciones hoy y mañana, y al tercer día termino mi obra." - Lucas 13:32

Según define la Real Academia Española, el miedo es la perturbación angustiosa del ánimo por un riesgo o daño real o imaginario. Además, puede ser un recelo o aprensión que alguien tiene de que le suceda algo contrario a lo que desea. Sea cual sea la definición que nos aplique, todos nosotros hemos tenido que experimentar miedos. De hecho, los estudiosos de la conducta humana recomienda que una de las mejores estrategias para que los miedos se reduzcan, es enfrentándolos con ayuda.

Jesús, el hijo de Dios, está caminando hacia Jerusalén, mientras continua ejerciendo su ministerio público. En ese peregrinaje, le interceptan el camino unos fariseos. Estos advierten a Jesús de la amenaza de muerte a manos de Herodes, en caso, de que se mantuviera en el mismo lugar donde se encontraba. ¿Por qué éste Herodes era una amenaza? y ¿alguien que pudiera causar miedo? Porque este fue el mismo, que ante las denuncias que le hizo Juan el Bautista le metió en la cárcel (Lc. 3:18-20). Pero, lo interesante de este pasaje es que Jesús enfrenta la amenaza o el miedo a ser asesinado, cuando le dice a los fariseos: "Id y decid a aquella zorra..." No podemos pasar por alto, la palabra zorra, la misma puede enternderse de varias formas, como algo o alguien "sin principios" o como un intento de describir lo astuto o lo destructiva que puede ser una persona hacia otra. Jesús al enfrentar esta situación, nos deja como enseñanza que en el caminar de la vida vendrán situaciones, dificultades, experiencias dolorosas, pero ninguna de ellas está sombre nuestro Señor y Dios y ninguna nos podrá hacer daño. A Jesús no había nada que lo pudiese desviar de su camino y encuentro con la cruz.

Por otro lado, Jesús hace alusión a Jerusalén y a los profetas, queriendo decir que su encuentro eventual con la ciudad de Jerusalén llegaría y que en ese lugar los profetas eran aniquilados. A pesar de tan duras palabras, el deseo de Dios era otro a diferencia de lo que sería la reacción de la gente. El Señor en diferentes quería juntar a los hijos de Israel, "como la gallina a sus polluelos debajo de sus alas, pero no quisiste" (v.34b). En otras palabras, Jesús le ha dicho a los fariseos, en Israel han querido enfrentar todas sus situaciones tomando las riendas en sus manos y no han querido descansar en el Dios que les llamó y le ha sacado a flote en distintas situaciones. Esa realidad del pueblo no cambiaría, hasta el momento donde Jesús iniciara su entrada a Jerusalén y dijeran: "Bendito el que viene en el nombre del Señor." Permítanos Él que podamos con su ayuda enfrentar nuestros miedos, como su hijo supo desde un principio enfrentar la cruz. Amén.