Confesando nuestra fe histórica

"Y nuestro Señor, quien nos enseñó a orar confesando a la vez nuestros pecados, dijo: "Padre nuestro que estás en los cielos... perdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores." (Mt. 5:12). Es, por tanto, necesario que confesemos nuestros pecados a nuestro Padre Dios únicamente y que nos reconciliemos con nuestro prójimo si lo hemos ofendido. El apóstol Santiago apunta respecto a esta confesión lo siguiente: "Confesáos vuestras ofensas unos a otros." (Stgo. 5:16)
Segunda Confesión Helvética 5.095