Enfrentando al mundo

"Él entonces, respondiendo, le dijo: "Señor, déjala todavía este año, hasta que yo cave alrededor de ella y la abone. Si da fruto, bien; y si no, la cortarás después." - Lucas 13:8-9

Me gustaría comenzar haciéndoles dos preguntas: ¿qué es el mundo para ti? y ¿qué herramientas tenemos para enfrentar el mundo? Ambas preguntas tienen una respuesta muy personal e individual, pero también nos ponen a pensar como iglesia. Al pensar en estas preguntar y aprovechando que  hoy separamos un espacio para resaltar los dones de la mujer, recuerdo el lugar de donde salí. Mi formación completa se la debo a mujeres: mi abuela, mi madre, mi tía; todas ellas de alguna manera me brindaron las herramientas necesarias para poder enfrentar el día a día, lo cotidiano, el mundo. 

Jesús, en el relato que tenemos ante nuestra consideración hoy nos presenta lo que debería ser la respuesta nuestra ante lo que tenemos que enfrentar ante el mundo. En primer lugar, estamos llamados a reconocer nuestra realidad ante Dios. Es decir, los galileos dentro del contexto bíblio eran considerados jud;ios de segunda clase. Por consiguiente, hacer referencia a que los galileos (13:1) estaban siendo asesinados, provoca que Jesús haga referencia al tema del pecado, ¿...estos galileos... eran más pecadores que los demás galileos? (13:2). Por tal razón, al enfrentarnos al mundo debemos hacerlo desde la perspectiva de Dios, ante Él todos estamos en igualdad natural, muertos espiritualmente a causa de nuestro pecado (Rom.3:23; 6:23). 

Por otro lado, cuando enfrentamos al mundo tenemos que tomar en cuenta que delante de Dios todos habremos de rendir cuentas algún día. A tales efectos, hay dos palabras que son similares, pero que tienen connotaciones diferentes y las mismas pueden ser comparadas con la parábola de higuera estéril. En el versículo 2, se utiliza la palabra "pecadores" y el  versículo 4, la palabra "culpables", en ambos casos se pretende enjuiciar o señalar a otros. Curiosamente, la palabra griega para referirse a "pecador" se refiere a los gentiles, que no han tenido contacto con las Escrituras ni con la enseñanza judía de la sinagoga o el Templo. Mientras que la palabra griega para "culpable" se refiere a los judíos, que habiendo recibido la enseñanza que no han recibido los "pecadores" (gentiles), no han sido capaces de responder adecuadamente con la enseñanza recibida.

Finalmente, nosotros, la iglesia, estamos llamados a enfrentarnos al mundo (nuestro entorno) dando frutos que honren y exhalten a Dios (Col. 3:17). Ese fruto Dios lo medirá si hemos puesto en alto los preceptos enseñados en su Palabra y poniendo prácticas las herramientas que esa Palabra nos ha dejado para enfrentar al mundo. Jesús tuvo está conversación camino al mundo que tendría que enfrentar eventualente, Jerusalén. Allí vendría a expresar el más grande de los frutos de su ministerio, su muerte en la cruz. Ese fruto ha quedado expresado para nosotros por medio de su Palabra, llevándonos a confrontarnos con el llamado que el Señor de dar frutos, frutos de arrepentimiento (Lc. 3:8). Así nos ayude Él a enfrentar el mundo. Amén.