Confesando nuestra fe histórica

P. ¿Cómo eres justo ante Dios?
R. Solamente por medio de una fe verdadera en Jesucristo. A pesar de que mi conciencia me acusa de que he pecado gravemente contra todos los mandamientos de Dios, y no he guardado ninguno, y de que todavía soy propenso a todo lo que es malo, sin embargo, Dios, sin mérito alguno de mi  parte, por su pura gracia, me otorga los beneficios de la expiación perfecta de Cristo, imputándome su justicia y santidad como si yo nunca hubiera cometido un solo pecado o fuera pecador y como si yo mismo hubiera cumplido, toda la obediencia que Cristo realizó por mí, si tan sólo acepto tal favor con un corazón confiado.
El Catecismo de Heidelberg 4.060