P.1 - ¿Cuál es tu único consuelo, tanto en la vida como en la muerte?
R. - Que yo, pertenezco - alma y cuerpo, tanto en la vida como en la muerte - no a mí mismo, sino a mi fiel Salvador, Jesucristo, quien al precio de su propia sangre ha pagado plenamente por todos mis pecados y me ha liberado completamente del dominio del diablo; quien me protege de tal manera que sin la volutad de mi Padre celestial ni un cabello cae de mi cabeza; ciertamente todas las cosas deben adaptarse a su propósito para mi salvación. Por eso también, por medio de su Espíritu Santo, me asegura la vida eterna, y me hace estar de todo corazón dispuesto y preparado a vivir para Él sin dudas ni reservas.
Catecismo de Heidelberg - Pregunta 1