Este es el resumen del sermón ofrecido por nuestro pastor, el Rvdo. Adolfo Santana Cordero, el pasado domingo, 31 de mayo de 2015.
Texto bíblico: Isaías 6:1-8
Todos hemos experimentado diferentes tipos de llamadas. Constantemente, recibimos llamadas que alegran y motivan; y llamadas que frustran y desaniman. Por ejemplo, no es lo mismo cuando nos llaman para darnos la noticia de una buena calificación en una clase, que cuando nos llaman para indicarnos una enfermedad terminal. Hay llamadas que animan a continuar caminando y hay otras llamadas que paralizan. En el caso de este día, donde celebramos la Trinidad, es una ocasión que sirve para interpretar ese gran misterio de la Trinidad a la luz de la voz de Dios que continúa llamando a su pueblo.
En la lectura que seleccionamos del profeta Isaías para esta ocasión, podríamos resaltar varios elementos de la visión de los ángeles. Sin embargo, nuestro interés no es enfocarnos en esa parte del texto, sino en el diálogo entre Dios y el profeta. Para ello tenemos que tner claro que el profeta está siendo llamado en medio del reinado de Uzías, que no era el mejor ejemplo de un rey, y durante el destierro de Israel. Por lo tanto, en el texto hay un contexto de crisis. ¿Será posible que Dios llame en medio de la crisis para que le respondamos en gratitud y servicio? Me parece que aquí tenemos un ejemplo sublime. Si tomásemos como ejemplo el llamado a Moisés notaremos la diferencia abismal con este llamado. En esta instancia el profeta no titubea y ante la voz de Dios que llama, responde con un: "Heme aquí, envíame a mí."
Ante el misterio maravilloso de la Trinidad lo que nos queda por afirmar es que Dios continúa llamando a través de su Hijo y movidos por su Santo Espíritu. A esto que con frencuencia le llamamos "misterio", es la esencia de la vida cristiana. Que Dios nos permita vivir para Él eternamente y para siempre. Amén.