La obra del Espíritu Santo

Este es el resumen del sermón predicado por nuestro pastor, el Rvdo. Adolfo Santana Cordero, el domingo, 24 de mayo de 2015 ("Domingo de Pentecostés").

Texto bíblico Juan 16:4b-15

La sociedad y cultura en la que estamos inmersos es una donde se promueven las obras como la evidencia de que algo o alguien es efectivo. Este particular nos ha enseñado a evaluar cada cuatro años a nuestros gobernantes, y por qué no decir lo mismo en cuanto a los que ocupan posiciones de liderato en cualquier contexto. Exigimos que esa persona pueda evidenciar lo que dice con sus ejecutorias. Como decía un líder político de nuestro país: "donde se pone la palabra, hay que poner la acción."

Hoy cuando celebramos el domingo de Pentecostés, la Iglesia resalta precisamente la obra del Espíritu Santo en medio de cada  creyente y la Iglesia. Ese mismo Espíritu Santo que nos mueve a responder agradecidamente al Señor. En el testimonio que tenemos en el evangelio de Juan  podemos resaltar tres obras que hace el Espíritu Santo en nosotros a través de Jesús, el "Yo soy". (1) El Espíritu Santo nos convence de pecado. En esta primera instancia, algunos exégetas señalan que se puede hacer un paralelo con la expresión de Juan 14:6. Ante el convencimiento del pecado, la solución al mismo es que Cristo es el CAMINO. (2) El Espíritu Santo nos convence de justicia, es decir, si fuéramos a traducir del griego sería: el Espíritu nos convence de toda falsedad", a lo que en el capítulo 14 nos dice que Cristo es la VERDAD. Finalmente, (3) el Espíritu Santo  nos convence de todo juicio. Dicen los biblistas que éste último punto, el Espíritu Santo nos dirige a vivir en medio de un mundo lleno de maldad, sabiendo que el "Yo soy" que está a nuestro lado, es la VIDA.

Permítanos el Señor, nuevamente hoy, renovarnos en Él y comprender que su Santo Espíritu obra en nosotros de manera maravillosa para que el fruto que nuestras vidas reflejen esté ligado a nuestra confianza en Jesús, el "Yo soy". Que el Señor nos ayude a vivir el Pentecostés por siempre. Amén.