Hoy, cuando celebramos los dones de la Mujer en la Iglesia, llegan a nuestra memoria las aportaciones realizadas por tantas mujeres en nuestra congregación. ¡Mujeres virtuosas! De hecho, el texto bíblico que tenemos delante de nosotros trata de una mujer que responde a la presencia de Jesús de una manera muy singular. El relato de este día, es de una mujer que tenía un frasco de alabastro que contenía un perfume costosísimo. Lo sorprendente del caso es que ella no utiliza el perfume como enseñaba la tradición. La misma expresaba que de la única manera que el acto de quebrar el frasco hubiese sido considerado propio, era si como parte de los invitados se encontrara un dignatario o alguien de prominencia. Ese no era el caso con Jesús para la mayoría de los que encontraban allí, pero para aquella mujer Jesús tenía un significado muy grande. El por qué, lo desconocemos, tan solo con mirar e interpretar el acto es suficiente.
Haber quebrado el frasco con perfume fue una señal de que aquella mujer no deseaba utilizar su contenido con otra persona o para otro fin. Por otro lado, echar en la cabeza el perfume era un acto de humillación y veneración hacia la persona que se perfumaba. Esta mujer ha quedado rendida ante el Rey de reyes y Señor de señores, y no pudo contenerse y expresar con lo que llevaba en las manos lo que Jesús significaba para ella. A nosotros se nos lanza hoy la misma pregunta: ¿qué significa Jesús para ti? Aquella mujer no titubeo, de compartir delante del Hijo de Dios y en presencia de muchos testigos que Jesús significaba TODO para ella. Algunos pueden pensar que desperdiciamos nuestro TIEMPO, TALENTO y TESORO cuando lo ponemos al servicio del Señor. A veces, lo hemos pensado hasta nosotros mismos. Pienso que debemos ser más atrevidos, como aquella mujer, y vivir lo que Jesús significa para mí. Amén.