Texto bíblico: Juan 8:12
El pasaje bíblico de hoy dice: “Otra vez Jesús
les habló, diciendo: Yo soy la luz del mundo; el que me sigue, no andará en
tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida.” De este versículo podemos
resaltar tres imágenes: LUZ, TINIEBLAS y VIDA. De hecho, hay varios cánticos
que nos invitan a meditar en el tema de la conflicto entre la luz y las
tinieblas, la vida y la muerte. Por ejemplo, hay un cántico que dice: “Esta
pequeña luz, la dejaré brillar…”; mientras que hay otro que expresa: “Enciende
una luz, déjala brillar, la luz de Jesús que brille en todo lugar. No te puede
esconder no te puede callar, ante tal necesidad, enciende una luz en la
obscuridad.” Hay una idea generalizada en el creyente de que hemos sido
llamados a ser luz, sin embargo, vivimos como si reinara sobre nosotros el
toque de queda.
Es por eso, que Jesús plantea a los sabios de su
tiempo, no solamente que Él es la luz del mundo sino que los que creen en Él,
están en la luz. Estas palabras no las expresa a cualquiera, lo hace a los
fariseos de su tiempo. Es decir, aquellos que estamos en Cristo hemos sido
sacados de las tinieblas y hemos sido trasladados a su luz admirable. Ese
cambio de realidad espiritual nos mueve por medio de la dirección del Espíritu
Santo a vivir en gratitud a Dios como hijos de luz.
Aún
así, me parece que las circunstancias en las que vivimos hoy. El alto índice
que vivimos como sociedad. El miedo a salir en la noche a brillar en medio de
la obscuridad. Estas situaciones, sumadas a otras, nos podemos a meditar en la
forma y manera en la que vivimos como creyentes. Pidámosle a Dios nos ayude a
ser reflejos de su luz y no encerrados como si viviéramos en un toque de queda.
Él nos ha hecho libres para brillar en su nombre. Amén.